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Ensenada, B.C.- En el transcurso de la tarde del domingo 16 de marzo de 2014, desde lejos podían observarse parvadas dando vueltas alrededor del humedal conocido como la Lagunita de El Ciprés, en Ensenada.

El vuelo de las aves contrastaba con el brillo del sol que se podía apreciar en el horizonte, hacia el mar.

Sin embargo, no ocurría de manera natural, su espacio de descanso estaba invadido por decenas de personas que llegaron en automóviles o en motocicletas, y se ubicaron en el centro de este sitio. Acamparon ahí para consumir bebidas embriagantes, escuchar música a todo volumen, y pasar el rato.

Esto en el corazón de un área natural que desde el 14 de marzo del 2013, Efrain Carlos Nieblas Ortiz, Secretario de Protección al Ambiente del Gobierno del Estado, presumía que con la sensibilidad del entonces gobernador José Guadalupe Osuna Millán, ante las llamadas de alerta de organismos no gubernamentales por el deterioro de la zona, lograría que este lugar fuese la primer área natural protegida en el Estado de Baja California.

Al día siguiente de las declaraciones de Nieblas, en el Periódico Oficial del Estado aparecía un AVISO PÚBLICO, donde el funcionario anunciaba que buscaban designar la Lagunita como un área natural protegida, con el propósito justamente de “proteger los ecosistemas y sus elementos naturales y promover el aprovechamiento sustentable y la cultura ambiental”.

El Aviso menciona que el área propuesta para el área natural protegida, comprende una superficie de 487 mil 30 metros cuadrados, que incluyen la superficie del humedal, el área máxima de inundación, el cordón de dunas frente al humedal y la zona de playa.

A un año de distancia, la Lagunita de El Ciprés sigue siendo afectada, al igual que las múltiples especies de aves migratorias que ahí buscan refugio para descansar, pero son molestadas con el incesante ruido de la música, los motores de los vehículos, perros sueltos de los visitantes, y niños que les arrojan piedras.

Pese a un enorme letrero con los logotipos del XXI Ayuntamiento de Ensenada y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, justo en el punto donde ingresan los automóviles al vaso de La Lagunita, donde se avisa sobre las actividades que están prohibidas en esa zona de playa (consumir bebidas alcohólicas, vehículos motorizados, arrojar basura, y el graffiti), los visitantes simplemente lo ignoran.

LOS SONIDOS EN LA LAGUNITA:

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