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Ensenada, B.C.- A través de redes sociales, sistema informativo plex recibió una escrito y comentarios relacionados a una actividad, que dicen distintos escritores de la localidad, era ya una tradición en Ensenada, y que dejó de realizarse durante las celebraciones del Carnaval este 2015.

Les compartimos el texto que ha sido distribuido en diversos espacios, y es firmado por Elizabeth Sobarzo:

En febrero de 2014, se convocó a poetas, escritores y comunidad en general, a participar en el “1er concurso de Poesía” convocado por el carnaval a través del Instituto Municipal de Cultura y Desarrollo Humano. Cada año se hacía una convocatoria así en cada Puerto, dentro del marco de los carnavales, en Ensenada no era la excepción, durante años se llevó a cabo este certamen en nuestra ciudad. Como dato histórico recordaremos que en otras ciudades la premiación se le otorgaba a poetas, el premio era una flor de oro a los primeros lugares, por eso es que se nombraba a este premio, “Los Juegos Florales de Carnaval”, tiempo después el oro subió y la poesía perdió importancia dentro de las comunidades. Los poetas tenían que trabajar como toda la gente, se empezaron silenciar junto a sus poemas y a estos incentivos.

Ensenada no fue la excepción, antes tuvimos los juegos florales dentro de los carnavales, después los comités organizadores pasaron de mano en mano la planeación de este premio, después, se perdió. Tuve la fortuna de ganar el primer lugar del último concurso en nuestro Puerto.

Ensenada no será la misma, el 2015 no será el mismo ni la gente, ni los carnavales, ni la cultura. México se estanca porque no preservan su historia ni sus tradiciones poéticas. Este 2015 “no hay recursos” para un premio de poesía dentro del marco del Carnaval de Ensenada.

Elizabeth Sobarzo
Sobreviviente ganadora del Premio de Poesía: antes Juegos Florales de Carnaval.

Fotografía: Petras Gagilas / cc

PROMETO GUARDAR SILENCIO 

Habito en un pabellón lleno de cuerdos
donde se cansa la medicina de tanto sanar
no hay justicia o injusticia de quien debe emprender las olas

En este puerto tenemos a medio silencio la verdad
medio cerro talado para las visiones de los que ya murieron
media vía cortada a la mitad
media playa consumida por cemento

Nuestra verdad se esfuma como los hombres silenciosos de los diarios
se convierten en testimoniales
en trozos oxidantes de sinrazón
en ancla malherida que extraña ser pico y pertenencia
de un fondo sin orillas

Mi ciudad no es un punto más alto en el cuerpo celeste
sus cerros no pierden el miedo de ser puente de besos

Mi ciudad ancla el alma a este hemisferio a punto de ser bola de gas pimienta
aturde tanto la paz yacente de una rada que quieta se enmaraña
por ser atrapasueños
en un encallamiento secreto donde timoneaba la razón

Las razones están urgentemente extraviadas
no se buscan ni en los sierras o en las esquinas
donde se anuncian los desaparecidos
nuestra Ensenada se vuelve ojo en todos los picaportes
ojo en la última ánima en pie
aferrada a las celdas de castigo del ex cuartel
el primer cuartel que ya no es más que una cerca de ojos
cultivando su muerte a solas

Caer con ternura en la abismal sordera
e ir de boca en el vértigo del aliento de la bufadora
es el destino del poeta

El beso después del beso y tras otro que no acaba ni siquiera de suceder
Pobre de mi Cenicienta
está en un remanso de pasiones por una fecundación sin rodillas
clama por la escucha del eco en el propio espejo
de su alta marea de uvas y cepas nuevas
aquel remanso cargado con ojos de todo artesanal
mi Cenicienta es un romance épico

Pero ya no nacen vigías en los cerros mutilados
ni cedros en las islas desiertas
ahora le nacen a las playas
cercas con puntas de avaricia llenas de prevenciones

La mirada cautiva en el rocío se esclaviza por atar la vida
que no se debe a la misma vida
si no a la caída suave de la muerte inagotable
de los cementerios rodeados de corales
o en la nube con signo de poesía a la deriva
o de este amor que no pasará de largo
si ayuno sobre su ego mi silente sacrificio

Aún hay lealtad dentro de mi puerto
velo de los paredones donde se dan de topes todos los vientos
de mi propio cuento con veredas a proa y a babor
a café marino y recuerdo de sargazo al atardecer la calle

El llanto tiene más dioses que la sonrisa escasa del hombre
mi hombre que no es mío pero es el único hacedor presente
de teoremas impenetrables en el filo de la cama tibia
de la arena de punta banda
de besos arrepentidos
de altamares en asientos traseros
de ojos tristes cuando solo nos vigila
el Cinturón del Orión
y Venus

El mirador se devora los solsticios preñados de verdades
hogueras y plenilunios en brama para la carretera nueva
para la multiplicación de los segundos que se acaban de ganar

Transitamos el eterno terreno lunar
por donde siempre avanzamos
a regañadientes
pero aún son nuestras
las avenidas y boca calles del croquis de esta ciudad

Se debe ser el contrario a la hilandera del ombligo alimenticio
para aceptar la libertad del Mártir de San Pedro
ciclope silencioso de todo el universo
lo que pasa en la sierra se queda en sus veredas

Se debe nacer del trueno o de la ola o de la piedra
donde el que sueña despierto pone el pie y con su mano en la frente
deja escapar una sonrisa al horizonte

A veces nos cubrimos del encandilamiento del futuro
que acierta la línea de la mano
la palma que todos los veranos
regará gargantas ansiosas de descanso

Aquí aún respiramos
saciamos la tráquea con la espiración continua
del mismo que abrazó la calma
y no huyó famélico por la hambruna sentimental de las gaviotas
anidando casas caídas
copas muertas
mercados negros
para devorar el paso del olvido
es que aún tenemos pertenencias

Cada ensenadense debió nacer con su propio mandamiento programado
cada hijo del puerto debió ponerse de puntas
en el umbral del despojamiento de la memoria

Cada nacido debe beberse un instructivo para vivir en paz
para tener la oportunidad de sentir agua sobre cuerpo
para saber que no se muere menos
si no se tiene el anhelo por la emoción

Qué nació primero en la memoria
¿la duda o el apego?
Quién propagó el gen de estancamiento
he hizo surgir el ansia partera de niños con sacos y arrugas
vendedores de cubetas de arenas
de mares y posibles malecones
de agua viva por las venas secas de nuestro hogar

Ya no matan de sed los amores
porque la sangre no tiene el gusto del vino

Entonces habrá que nacer huérfanos de padre y madre
para no repetir cartas astrales ni listas de alimento
Habrá que nacer hijas de marineros
y ser abandonadas en la cuna de algún convento
de algún claustro de silencio
para que no hirieran tantas quejas de mi ciudad

Deseamos anclar el equilibrio
para apuntar a la sordera de la mente
Deseamos quedarnos arriba
sobre hombros equilibristas
sin malla para borrar precuelas de abismos con meteoros
Deseamos insondables ojos con pupilas maravillosas o abismales
valles y lagunas de patos
Deseamos Proteger playas y lagunas
marcas de historias breves que dejen un callejón encantado
cuando embaraza la oración del que menos ama
porque es el que mide todo para no pender de su cuerpo al vacío

Ay de mi Puerto
siempre doy mi palabra y la arrebato para acelerar de golpe la caída de sus horas
siempre estoy parada en la punta más solitaria del mareo
donde nunca supe del desmayo ni del dolor de parto
ni de la dilatación del polen sobre las estaciones de trenes
porque aún no tenemos vagones para besarnos bajo las sombras
de los puentes misteriosos

somos jóvenes
no pasamos de trescientos años

Pero tenemos lanchas que llevan a los amantes
con las bolsas llenas de pelusas
con versos hechos líquido regado en los asientos traseros de los recuerdos
o de las palpitación vacía
que como la nostalgia busca la taquicardia
la borrachera que da el olvido por la malilla del amor

¿De qué vértigo nacería la palabra vértigo?
Si no tenemos escafandras en museos
ni edificios que nos sostengan en sus azoteas
para hacerle cosquillas a los cielos

Yo quería ser el recuerdo más bonito de mi Puerto
pero nací mujer antigua en malecón nuevo
amansando a los pasos movedizos sobre el cemento
amansando los sueños pasajeros
amansando toda mi lengua sobre este puerto
para encajarme de sus ojos
de los que miran más acá del horizonte.

Elizabeth Sobarzo Gaona