Boletín

Los tsunamis de Chile del 27 de febrero de 2010 y del 16 de septiembre de 2015

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-Con información del Cicese; Modesto Ortiz Figueroa  y Laura Gabriela Ortiz Huerta, del Departamento de Oceanografía Física del Cicese, y Consultora en sismología aplicada a la ingeniería estructural, respectivamente.

Ensenada, B.C. En la madrugada del 27 de febrero de 2010, a las 03:34:08 hora local de Chile; 6:34:08 horas GMT, ocurrió un terremoto de magnitud M8.8 en Chile, entre Talcahuano y Valparaíso. Con base en la experiencia del terremoto y tsunami de Chile de 1960, a los pocos minutos calculamos que en México no había peligro de inundación por este tsunami. A la vez, los resultados del modelo de propagación del tsunami arrojaban alturas de medio metro sobre el nivel del mar en las costas de México, confirmando que sus efectos serían menores que los del tsunami de 1960.

Con estos criterios el CICESE emitió un comunicado a la Coordinación Nacional de Protección Civil de la SEGOB, indicando los tiempos de arribo del tsunami a las costas de México e indicando que el tsunami produciría variaciones del nivel del mar que no sobrepasarían el metro de altura.

El arribo de este tsunami a nuestras costas se pudo observar en tiempo real en los mareogramas de Acapulco, Manzanillo, Cabo San Lucas y Ensenada, confirmando la veracidad del pronóstico y, como era de esperar, pasó desapercibido en el Mar de Cortés.

El tsunami llegó a Acapulco y Manzanillo con marea alta, y a Cabo San Lucas y Ensenada con la marea media hacia la bajamar. Aun cuando el tsunami quedó completamente contenido en la playa sin sobrepasar el medio metro de altura, se reportaron corrientes fuertes en la playas y en la entrada de los puertos debido a las variaciones del nivel del mar propias del tsunami durante un lapso de más de 24 horas después su arribo. En estos mareogramas se observa cómo el tsunami llega a Acapulco en un lapso de 9 horas induciendo variaciones  del nivel del mar que fueron aumentando de altura hasta alcanzar medio metro sobre el nivel de la marea; a Manzanillo llega después de 9:30 horas desde su origen, alcanzando medio metro de altura sobre el nivel de la marea durante al menos las siguientes 14 horas. Estas variaciones generaron corrientes muy fuertes en el puerto de Manzanillo y consecuentemente interrumpieron las operaciones portuarias durante varias horas, causando pérdidas económicas por el cese de actividades. El tsunami llegó a Cabo San Lucas en 10:30 horas con alturas menores a medio metro, y al puerto de Ensenada llegó en 13 horas con alturas de medio metro. En el puerto de Ensenada se interrumpieron las operaciones debido a las fuertes corrientes en la entrada del puerto.

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Ahora les relatamos la parte triste de esta experiencia: Cuando en la madrugada del 27 de febrero quisimos comunicar que no había peligro para México por el tsunami de Chile, nos percatamos una vez más de que no contábamos en aquel tiempo con un Sistema de Alerta de Tsunamis que se encargara de recibir los boletines de los centros internacionales de alerta; de estimar el peligro para nuestras costas y de mantener una comunicación expedita con los medios de radio y televisión para evitar el pánico debido a que las televisoras internacionales ya habían difundido la noticia del desastre en Chile por un gran tsunami. En este caso particular, la Coordinación Nacional de Protección Civil atendió a nuestro comunicado enviando la información a las Unidades Estatales de Protección Civil. Sin embargo, el ingrediente que faltó fue un protocolo de comunicación expedita con los medios de comunicación para evitar el desconcierto de la población al escuchar las noticias de otros países diciendo que había peligro de tsunami para México, mientras que en México los medios de comunicación se limitaron a transmitir la rutina de siempre.

Tsunami del 16 de septiembre de 2015

Cinco años después, por la tarde-noche del 16 de septiembre de 2015, ocurrió en Chile el terremoto de magnitud M8.3 entre Valparaíso y Coquimbo, justo al norte de donde había ocurrido el terremoto del 27 de febrero de 2010. Este último terremoto viene a reconfirmar que los tsunamis producidos por terremotos en el litoral chileno no representan peligro de inundación para México. En este caso, por la magnitud del terremoto pudimos estimar alturas de tsunami en México mucho menores que las registradas en febrero de 2010, y por la localización del terremoto esperamos tiempos de arribo muy similares a los de 2010.

Los registros de este tsunami en Manzanillo, Isla de Cedros, Guerrero Negro y Ensenada confirman la veracidad del pronóstico y, a la vez, nos dan confianza en nuestros conocimientos adquiridos en cuanto a generación y propagación de tsunamis a grandes distancias.

A diferencia de la experiencia de 2010, en esta ocasión sí contamos en México con un Sistema Nacional de Alerta de Tsunamis y con su Centro de Operaciones atendiendo los mensajes del Sistema de Alerta de Tsunamis del Pacífico y emitiendo a su vez sus propios boletines a todas las Unidades de Protección Civil. Lo que aún falta es el protocolo con los medios de comunicación para evitar el desconcierto de la población al escuchar las noticias de otros países advirtiendo de peligro por tsunami para México.

 

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