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[Opinión]
“Ética en el karate, en el deporte, en la vida, en todo. Al sensei Parra.”
ribeirocham@gmail.com
Ribeiro es licenciado en actividad física y deportes, miembro del Colegio Europeo de Ciencias Aplicadas al Deporte; ha sido Jefe de Deporte Asociado en Baja California; y asesor de la Comisión de Juventud y Deporte en el Congreso del Estado, durante la XX legislatura. Actualmente trabaja como coordinador de Educación Física, en el Sistema Educativo Estatal en Ensenada.
Los grandes problemas de la sociedad se resolverían si actuáramos de forma ética en cada una de nuestras acciones y en lo anterior el deporte no está excluido. Actuar de forma recta y no ser indiferentes ante una situación injusta, puede llevarnos a obtener lo que desde mi percepción debe ser primicia personal, una conciencia tranquila y una brújula de plena realización.
Quiero aclarar en este apartado, que la presente no pretende ser una carta de recomendación sobre la labor del profesor Alfonso Parra (cosa por demás innecesaria para quienes conocemos su alcance como docente y entrenador), así como tampoco quiero en este ejercicio, manifestar mi posición sobre situación alguna, sí es en cambio un breve relato de lo que considero es el impacto positivo que tuvo en mi persona y en la de centenares más y por ende en la profesión de los que trabajamos en la actividad física y el deporte en sus distintas manifestaciones, el ejemplo cotidiano del profesor Parra.
Iniciaré diciendo que cuando un servidor y algunos otros comenzamos nuestra formación, existía una carencia real en conocimiento especializado. No podemos ocultar que se inicia con lo que se tiene y claro está, con el tiempo se busca elevar el grado de la calidad del conocimiento que se imparte, pero jamás podrá decirse, que quienes en un principio carecieron y digo en un principio porque el tiempo como en todo conlleva a una mejora continua, no aportaban el mejor de sus esfuerzos en pos de la mejora educativa.
Destaco entre mis formadores a la persona del profesor Alfonso Parra. Hombre dinámico, alegre, racional, colaborativo y quien sin duda ha sido un docente por demás estimado por la comunidad estudiantil, pero por sobre todas las cualidades, existe una que creo ejemplifica a su persona, su actuar ético. No es sorpresa para mí, puesto que su formación en las artes marciales, conlleva implícitamente la elección del camino angosto y estrecho de la rectitud.
“No interesa lo mucho que pueda uno sobresalir en el arte de te (precursor del karate) y en esfuerzos intelectuales, no hay nada más importante que el comportamiento y la humanidad observados en la vida diaria” reza un poema del estudioso okiwanense Teijunsoku y es que sin duda el karate en su raíz filosófica da la preponderancia especial al actuar ético, así lo expresó Gichin Funakoshi cuando dijo que “El karate no consiste tan sólo en adquirir una cierta destreza, sino también en dominar el arte de ser un miembro de la sociedad bueno y honesto”.
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Más allá que conocimientos, más allá que información técnica, lo que requiere cualquier profesión y por ende los futuros profesionistas, es un estricto sentido ético, de responsabilidad y de vocación de servicio, porque si se carece de lo primero hay solución, se estudia más, se lee más, se aprende más, pero si la ética está ausente en uno, el conocimiento que se tenga será sembrado en un campo infértil y el único fruto que podrá darse será el ejercicio dictatorial y sin sentido humanista.
El deporte en general tiene una urgencia como nunca antes de actuaciones éticas en lugar de acciones corrompidas, de claridad en lugar de turbiedad, de respeto a la dignidad de la persona humana en lugar de pasar por encima de un derecho y de reconocimientos meritorios en lugar de posicionamientos forzados y a la medida.
Más importante que la ética como forma teórica de una asignatura, es el ejemplo diario que recibimos de nuestros mentores, de aquellos que tienen una incidencia en nuestra formación.
Como dijo el poeta palestino Mahmud Darwish, “desde el exilio donde llevo conmigo mis pensamientos” hay una parte de mí que confía plenamente en que aquellos que serán mis pares y en la labor de acrecentar la cultura física y promover el deporte en nuestro entorno, sabrán que antes que el éxito personal está el actuar ético. Me quedo tranquilo al saber que Alfonso Parra es su maestro.cc