El pacto entre Peña Nieto y el Presidente López Obrador es mas que evidente. Los elogios del ahora “por fin” Presidente y agradecimiento hacia Peña por no intervenir en las elecciones, no fue otra cosa mas que un pacto impune pero necesario para ambos y tal vez, hasta para el país, “yo te dejo llegar, pero no me tocas”.
El Presidente Constitucional de Los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador llega con la antorcha de la cuarta transformación, con la cual, dice, quemará el antiguo régimen político, y ahora todo será diferente. Voy a barrer, dijo, a los corruptos desde arriba hacia abajo como se barren las escaleras. La toma de posesión fue el mismo ritual presidencial pero un poco mas emotivo y profundo, con mucha ideología y sobre todo, con mucha mas esperanza.
Preocupa tanta promesa ambiciosa sin el cómo. Prometió terminar la nueva refinería, habilitar las demás y bajar el precio de las gasolinas. Anuncia con bomba y platillo la muerte del neoliberalismo, para ajustar de inmediato su nuevo proyecto de modelo económico, en donde el reto será disminuir la pobreza, lograr un mayor crecimiento económico y mejorar la distribución de la riqueza.
Ese México diferente que el nuevo Presidente ha prometido inicia a construirse este día primero de diciembre. Se fueron hoy las suburban negras blindadas y llegó el jetta blanco. Treinta millones de mexicanos han hecho realidad el sueño de Andrés Manuel, y retomando la frase mas importante del día, “no tiene derecho a fallarles”.
✏️Asbel Esliman
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Fotografía de portada: Congreso de la Unión