El presidente Trump envió a Jared Kushner para hablar con el presidente mexicano y el canciller Marcelo Ebrard, no envió a ningún Secretario de su gabinete sino a su yerno y consejero, que desde el tiempo de Peña Nieto, estaba claro que el joven Kushner era el mensajero oficial, el encargado de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y México. Quiero pensar que la relación de ambos países es tan importante para Trump, que encomienda a un familiar la mediación con su vecino, desde los asuntos mas ordinarios hasta los comerciales y de seguridad nacional.
Aunque la parte sustantiva de este asunto es el contenido de las conversaciones que se desarrollaron entre el enviado del presidente Trump y el presidente López Obrador, no deja de llamar la atención que el punto de encuentro haya sido la residencia de un empresario particular, Bernardo Gómez Martínez, vicepresidente ejecutivo de Grupo Televisa. Pero ¿Televisa y Andrés Manuel? les cuento rápido, que cuando AMLO contendió contra Felipe Calderón, había gran posibilidad de que AMLO ganara, por lo que Azcárraga y Bernardo hicieron contacto con AMLO para limar asperezas y no comprometer las concesiones de Grupo Televisa. Bernardo Gomez siguió su cercanía con AMLO madurando la tregua durante el sexenio de Calderón, pues sabían que la tercera sería la vencida para el de Macuspana. Al final todo salió según lo planeado, durante la campaña, Televisa cambió totalmente el tono y el trato al candidato de Morena, pues ya no era un peligro para México, sino un nuevo amigo.
La reunión fue una decisión torpe y desafortunada, que rápidamente pone en duda la calidad y eficacia del encuentro, pues tan solo la presencia del empresario pudo inhibir la profundidad y alcance de algún tema específico, delicado de Estado ¿o acaso le pidieron que se retirara de la habitación o de su casa? Y si estuvo siempre presente ¿Por qué permiten que un empresario “amigo” tenga acceso a información diplomática de alto nivel en temas centrales para los dos países? Este tipo de escenas muy al estilo “neoliberal tecnócrata” que tanto dice aborrecer Andrés Manuel, son las que hacen dudar de la autenticidad de una llamada “cuarta transformación” que no termina de tomar forma, que no logra materializar un cambio genuino, cuando lo vicios de la “mafia del poder” se siguen dando de igual manera, “en la misma ciudad y con la misma gente”.
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Fotografía de portada: Eneas de Troya / CC-BY
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