Opinión

MÉXICO – el estancamiento es económico, la recesión es cultural

“Como la pornografía, una recesión es difícil de definir pero todo mundo sabe qué es cuando la vemos”, le dijo el Presidente del INEGI, Julio Alfonso Santaella, a Carmen Aristegui en entrevista, tratando de explicar que al segundo trimestre del año, de acuerdo a los indicadores del INEGI, se descarta una recesión técnica en México.

Pese a los festejos de los simpatizantes de la 4T por el anuncio oficial de la no recesión, la preocupación en Palacio Nacional es seria, pues el aparente crecimiento del PIB, ellos lo saben, no existe, ya que fue del +0.1 por ciento, estrictamente, significa que la economía está estancada en términos de crecimiento, por problemas meramente domésticos, debido a decisiones erróneas como la cancelación del nuevo aeropuerto, las suspensiones y demoras del gasto público, la austeridad presupuestal y el déficit tributario federal.

Aunque la buena noticia, que si la hubo, fue que no se cumplieron los análisis de la comunidad económico-financiera local e internacional que vaticinaban un desplome del -0.2%.

Fue así como el Presidente tuvo que prestar oídos a su Secretario de Hacienda, para que urgentemente, se trabaje en impulsar el crecimiento de las tasas en los próximos meses, de ahí el anuncio de la SHCP de la inyección de los 485 mil millones de pesos.

Otra medida de emergencia de la SHCP es el uso de 121 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización de Fondos Presupuestales, debido a la seria disminución de los ingresos petroleros por la caída en las exportaciones y la baja recaudación de impuestos a nivel Federal. Las alarmas se han encendido, se ha modificado la agenda pública y se empiezan a tomar las medidas para acelerar la economía.

No se trata de ser optimistas o pesimistas, los números son fríos, el INEGI muestra a nivel de sector, en julio de 2019, los Indicadores de Confianza Empresarial (ICE) declinaron en todo los sectores: manufactura, comercio y construcción.

El Presidente debe abandonar su tendencia a minimizar el peligro de la amenaza creciente a la legalidad, garantizar un Estado de Derecho íntegro, jugar respetando las reglas, para generar confianza a los inversionistas locales y extranjeros que activarán a su vez los flujos de capitales, infraestructura y empleo.

El triunfalismo pírrico del Gobierno por un crecimiento económico marginal, es hasta cierto punto comprensible, pues ¿quién preferiría admitir derrota? de alguna manera quieren mostrar seguridad, un bienestar que parece sinceramente querer alcanzar el Presidente, pero que urge empate su sinceridad con los hechos que lo contradicen, y aunque es cierto que se están implementando las medidas para frenar la desaceleración económica, se suma una realidad nacional insana.

Bastante triste es ver la decadencia en la cultura mexicana, hay quienes desean una recesión real para culpar al Presidente, persiste una polarización en la sociedad que no termina de entender que esto no es un partido de fútbol, sino los destinos de todo un país. Cuando se cree que se ha tocado fondo, saltan quienes parecen tener el súper poder de lograr ir, aun mas bajo.

<Asbel Esliman>

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Fotografía de portada: CC-0

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