Peleó con uñas y dientes su reelección, Martí Batres perdió la Mesa Directiva del Senado de la República, no pudo convencer suficientes compañeros de partido, ni suficientes aliados políticos de Morena. Los funcionarios del gabinete que lo apoyaron, como Olga Sánchez Cordero o Rocío Nahle, no lograron mucho.
El nuevo (Beltrones) del Poder Legislativo, el poderoso Ricardo Monreal, tuvo la astucia y la venia de Marcelo para mover las piezas que se tenían que mover, para obtener al final la mayoría con la suma de cinco senadores del Partido Encuentro Social, y así, eliminar a Batres y pasar la presidencia senatorial a una mujer, Mónica Fernández Balboa, por supuesto, con la debida bendición de “ya saben quién”.
PRI y PAN quisieron hacer lo suyo, pero son insignificantes ante los escuadrones morenistas, que se imponen en influencia, poder y numero. Mauricio Kuri, coordinador de la fracción Acción Nacional, no pudo negociar para poner una presidenta panista en el primer semestre, pues Morena, se aferra y se aferrará, sin duda, al frente del Senado los seis años.
El Presidente no ha intervenido públicamente, no lo necesita, sabe dar manotazos a distancia y en privado, sin embargo, aprovechó la mañanera de hoy para enviar una advertencia: “no tienen futuro… el pueblo sabe quien se preocupa por ayudar, y quien es un trepador, oportunista y politiquero”, sentenció el mandatario. Batres continúa en duelo, no cesa de patalear, pero de pretender un futuro político, tendrá que aceptar su derrota, resignarse, guardar silencio y continuar, “al buen entendedor pocas palabras”.
Ya está en puerta la elección de la nueva dirigencia de Morena y también de la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, pero como ha sido siempre en la política mexicana, el comandante en jefe decide quien sí y quien no, él aprueba y desaprueba, certifica o veta. Sus discípulos aunque estén bien consientes de este principio, les vencen las ganas y se descarrilan, ceden a la tentación de poder ser dioses, aunque sea por muy poco tiempo.
El poder es adictivo y muy codiciado, sobre todo en el naciente partido que gobierna ahora México, donde las posiciones de poder que una vez les eran inalcanzables, hoy, les han bajado a ras del suelo. Saltan torpes, enardecidos por su pedacito de cielo, las tribus miden fuerzas y combaten entre ellas, se traicionan, se agrupan, pactan, y entre el delirio de la turba, la voz del redentor los devuelve a sus cabales. No hay fractura en Morena, simplemente es política, pasiones humanas, lo de siempre, el embrujo del poder.
<Asbel Esliman>
P.D. A veces la esperanza es lo primero que se pierde…
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Fotografía de portada: gobmexico
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