En el descubrimiento de nuestra historia se nos revela nuestra identidad heterogénea, el encuentro con nuestras raíces nos precisa en un lugar del mundo, origen y razón de nuestra existencia. Uno de los mas valiosos activos que posee México, sin duda, es su cultura milenaria, una de las mas notables e importantes en la historia de la Tierra, cuna de los antiguos indígenas americanos, Teotihuacan la tierra de los dioses, México-Tenochtitlan el imperio del sol, lugar de la piedra, del nopal, de la tuna, capital del águila y la serpiente.
El patriotismo ha sido también parte integral de esa ola histórica y cultural que equilibra la identidad del mexicano. En esta celebración que nos recuerda nuestro salto de la Conquista a la Independencia, el que fue el primer grito del Presidente le agradó a la mayoría de los mexicanos, en ese momento representó a todos, emocionó hasta a sus mas severos detractores. Con buen gusto logró imprimir en la ceremonia su propio sello, en un bonito ambiente cultural mexicano, se hizo notar la simpatía y el apoyo popular que le ha caracterizado incluso desde antes de ganar la Presidencia, es innegable el liderazgo que ha logrado construir, como pocos. El Centro Histórico de la Ciudad de México se rindió ante el jefe del Gobierno Federal.
El simbólico balcón de Palacio Nacional prescindió esta vez de la ofensiva opulencia de la familia presidencial, solamente el Presidente con su esposa, llenó de orgullo a la multitud que se volcaba en su apoyo. Los pasillos del interior de Palacio estaban libres, se vaciaron de los invitados VIP para llenarse de solemnidad al paso redoblado de los cadetes militares que custodiaban la bandera, eso era suficiente, nada ni nadie hacía falta.
Al fuego del auténtico patriotismo de los hijos del maíz, desde la ciudad en medio del lago de la luna, el grito de Andrés Manuel López Obrador dejó de ser el rito acartonado y estéril como el de estos últimos sexenios, esta vez fue sobrio, emotivo, fuerte, contundente, patriota, vibrante y memorable, que nos invita a hacer un pequeño alto en el camino para convocar a la unidad nacional, reconciliar la fraternidad como mexicanos y recobrar ese gran sentimiento de pertenencia y amor a una gran cultura, a un gran país, como lo es México.
Como gobierno y ciudadanía, hay nuevas independencias por conquistar, hay muchos otros gritos que atender, el reto no termina, cada día continúa… construir un nuevo futuro que podamos celebrar.
<Asbel Esliman>
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Fotografía de portada: Presidencia de México
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