Se celebró la Asamblea Nacional Ordinaria por el 80 aniversario de la fundación del Partido Acción Nacional, el cumpleañero que naciese en 1939, en ese momento, como la única opción viable para la alternancia del poder político en México, se ven apenas sus ruinas, el tsunami AMLO que azotó todo el país el primero de julio 2018 no dejó casi nada de pie, dejó al blanquiazul al borde de la extinción, hoy apenas respira.

Ciertamente los panistas no tienen algo que festejar, pero si demasiado que reflexionar, remover los escombros desde sus cimientos y levantar piedra a piedra lo que fue una vez, una gran institución político-electoral- ciudadana-libre y democrática, un gran partido, con principios de doctrina que enriquecían de humanismo la vida pública de México.

Somos muchos los que nos iniciamos en el PAN como jóvenes ciudadanos consientes de la vida política de nuestro país, ahí nos nutrimos del civismo, de los ideales y las ganas de participar en la búsqueda del bien común para la construcción de una mejor nación. Su legado es enorme, sus inicios evocan grandes glorias, enormes conquistas que lo llevaron a ser la segunda fuerza política de México, pero su historia de lucha democrática se fue mancillando con lo peor de su liderazgo en las últimas décadas debilitando al partido casi a su exterminio.

El expresidente Vicente Fox fue la celebridad invitada al 80 aniversario, su desgastada exposición en redes sociales y prensa nacional lo dibuja con una imagen caricaturesca, como un personaje decadente. Sus intervenciones se tornan vulgares, poco serias, con el manejo de aseveraciones muy básicas un lenguaje rural que solo deprecia el nivel de la discusión y en automático cede la razón y el mérito al contrincante, en este caso, al presidente López Obrador.

El capital político con el que inicia su mandato el actual Presidente lo coloca como el personaje de centro izquierda mas importante de América Latina, su poder en México es casi total, por lo que se precisa con extrema urgencia el contrapoder democrático de las instituciones políticas para conformar una oposición astuta y funcional, que nos encamine a un sano equilibrio del poder político mexicano.

Es sustancial y muy conveniente para la Nación que el PAN se levante, que retome su fuego antiguo, que vele por la autonomía constitucional de las instituciones que hoy apenas sostienen un débil y vulnerable Estado de Derecho. El PAN tiene que volver a darle vida a sus principios, tiene que retomar legitimidad y fuerza. México necesita al blanquiazul con líderes a la altura de los fundadores que una vez le dieron honor y nobleza a Acción Nacional.

<Asbel Esliman>

P. D. El poder total y absoluto del Presidente, sin una oposición digna y notable, sin duda dañaría la República.

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Fotografía de portada: Gage Skidmore / CC-BY-SA