Donald John Trump, el presidente número 45 de Estados Unidos se convierte en el tercer presidente en ser acusado en un juicio político para destitución de su cargo. Después de meses de especulaciones, audiencias e investigaciones legales, la Cámara de Representantes bajo dominio Demócrata, hace historia en el Congreso estadounidense al abrir oficialmente el procedimiento de juicio político contra el presidente Trump por abuso de poder (en el caso Ucrania) y obstrucción al Congreso (en las investigaciones), llegando así al momento mas álgido del conflicto que se ha venido desarrollando entre los Demócratas y el presidente republicano.
A pesar de que el suceso es devastador para la Casa Blanca, hay una buena noticia para el presidente, el proceso que le sigue al juicio tendrá lugar en el Senado, donde los republicanos dominan por mayoría, y de los cuales (al final del juicio en la votación de los senadores a puerta cerrada) se necesitarían veinte de ellos para que se sumasen a la totalidad de los senadores demócratas para lograr una sentencia y poder destituir a Trump, lo que claramente se ve muy improbable. Al final del camino la absolución espera.
Las buenas noticias aun no terminan para el presidente enjuiciado, ya que las encuestas le favorecen, incluso su popularidad ha aumentado, elevando ligeramente su aprobación, reportó la empresa de análisis Gallup, Inc.
Aunque los hechos sean indiscutibles y por mas claras y fehacientes que sean las pruebas que presenta el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, no alcanzarán para hacer retroceder a un solo republicano, pues han cerrado filas para respaldar a su hombre en la Casa Blanca. Los momentos grises de las acusaciones mutuas, se han tornado mucho mas oscuros, en ese punto donde la luz escapa a la misma ley, a la verdad, al honor, a la unidad. No hay interés ni beneficio general sino dos países, dos mundos, dos realidades, dos tipos de norteamericanos incapaces de ponerse de acuerdo, y en la encrucijada de la bendita democracia, el que goce de la mayoría, prevalecerá.
El destino del Presidente se ve claro, absolución y reelección. ¡Ah!, y el estigma de figurar para siempre en la historia como el tercer presidente de los Estados Unidos enjuiciado para su destitución.
Asbel Esliman.
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